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domingo, 30 de septiembre de 2018

CAMPEONATO MUNDIAL DE RUTA DE GRAN FONDO EN CARRETERA VALVERDE ALCANZA LA FELICIDAD BAJO EL ARCO IRIS DE LA GLORIA Kufstein - Innsbruck (258.5 km)


El año ciclístico al más alto nivel se puede decir que se cierra siempre el último domingo de septiembre con el Campeonato Mundial de gran fondo en Carretera. Y este año, presenta pocos precedentes semejantes, un recorrido en Austria, con final en la ciudad de Innsbruck después de 258.5 km plagados de dificultades topográficas que convierten a este evento en un acontecimiento histórico para todos los amantes de este deporte.

Un recorrido inicial de algo más de 80 km para unir a la ciudad de Kufstein con Innsbruck, con el ascenso a Gnadenwald que representa el primer esfuerzo de eliminación de corredores que llegan a esta carrera sin haber pertenecido jamás a la élite del ciclismo orbital. De acá en adelante, se ingresa a un circuito de 23 km que se deben cubrir durante seis ocasiones, subiendo un tramo de ocho kilómetros con una pendiente promedio de 5%. Aun así, a los diseñadores del recorrido lo anterior les pareció algo elemental y decidieron añadir un tramo final de 11 km, al inicio de los cuales los sobrevivientes de la competencia tienen que ascender al llamado “Infierno” de Gramartboden, tres kilómetros con pendiente promedio de 12% y rampas hasta del 28%, para finalmente bajar raudamente en busca de las medallas en el punto de meta.

Apenas al inicio de la competencia, una primera escaramuza con seis corredores que logran sacar diferencia sobre el lote, posteriormente llegan otros cinco para completar un grupo de once que alcanzan a capitalizar una ventaja superior a los 19 minutos para iniciar el circuito. La diferencia de los fugados se va diezmando giro tras giro; mientras que Sagan, como era de esperarse, no aguanta el ritmo en cada uno de los repetidos ascensos y finalmente se retira de la competencia.

A dos vueltas del final los cuatro punteros son: Asgreen (Din), Britton (Can), Laengen (Nor) y Van Rensburg (Sud); persiguen Van Avermaet (Bel), Caruso (Ita), Fraile (Esp) y Hnik (Che) a menos de cuatro minutos y quince segundos más atrás, el pelotón. La carrera empieza verdaderamente en este punto, en donde los primeros en sufrir entre los favoritos son: López, Yates, Kwiatkowski y Martin.  El peligroso cuarteto persecutor es capturado por el lote, en donde los dos países que más se dedican a mover la carrera son España e Italia.

En el penúltimo paso por la meta, apenas sobreviven dos de los fugados: Asgreen y Laengen, quienes conservan una diferencia de 2´18” sobre un lote de 65 corredores. Italia es el equipo que pone el ritmo apostando a la victoria de Nibali o Moscon. El camiseta naranja Kruijswijk rompe la hegemonía azul y mueve el grupo, causando un sacudón con el adelgazamiento consecuente del número de integrante del paquete principal. Antes de coronar el último paso por Igls el lote se devora a los dos punteros. En el descenso se lanza Valgren (Din), perseguido por seis corredores que son neutralizados.

Valgren inicia el último ascenso con una ventaja de 30 segundos, Francia pone a sus fichas a tirar del lote en busca de causar estragos sobre los rivales; mientras la ventaja y las fuerzas se le acaban al Danés cuando aparece la rampa de pendiente superior al 20%; allí también Alaphilippe pierde el ritmo del grupo que parece definitivo para la definición de las medallas: Woods, Bardet, Valverde y Moscon, quienes son perseguidos únicamente por el holandés Dumoulin. En la pared se queda Moscon de la punta y se van Canadá, España y Francia en busca de las medallas.

Dumoulin llega a la punta a dos mil metros de meta y se arma un hit de velocidad para la definición en línea de meta. El holandés entregó todas sus fuerzas y se queda sin ninguna medalla, a la vez que el mundo del ciclismo explota de la felicidad al ver como Alejandro Valverde, en la última oportunidad que le da la vida para ser campeón del mundo logra el objetivo. El universo oye el grito eufórico del español que alcanza el premio a todo su trabajo del año y de la vida como ciclista. Todos los amantes del ciclismo abrazan en la distancia al Gran Bala, una vez más el ciclismo por sí sólo hace justicia y pone a quien lo merece en su lugar.

Tal vez el 2019 sea el último año de Valverde en el pelotón internacional, y qué mejor que verlo vestido con la camiseta de la franja multicolor; como en el viejo mito, el gran tesoro de su vida lo encuentra Valverde bajo el Arco Iris de la gloria. No ganó España, ganó el ciclismo. Sólo escribir que la plata fue para Francia con Bardet y el bronce para Canadá con Woods. Nada más. ¡Qué viva el ciclismo! ¡Que viva El Bala!


  
Por:
Carlos  “Pichuco”   Lizcano



1 comentario:

  1. Que espectáculo de competencia, y un gran resumen de la jornada.
    Esperando desde ya la temporada 2019

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