La
novena etapa del Giro se juega en la zona de los montes Apeninos. Un tramo 225
kilómetros con salida en Pesco Sannita y llegada en el Parque Nacional del Gran
Sasso D’Italia.
Los
primeros 120 kilómetros es un terreno de columpios que termina con un premio de
montaña de segunda categoría al que le sigue un descenso de aproximadamente 58
kilómetros en donde se disputaran embalajes especiales en los kilómetros 162 y
168.
Los
últimos 47 kilómetros son un ascenso casi constante con dos premios de montaña
de primera categoría en Calascio y el final en Gran Sasso. La subida a Calascio son casi 15 kilómetros con
gradiente promedio del 6%. Después de coronar la cima del Calascio, la ruta desciende
tenuemente antes de comenzar el ascenso final.
Los
últimos 26 kilómetros son relativamente pedaleables con zonas de gradientes del
4% y 5%, falsos planos e incluso descensos. Sin embargo, los últimos 4 kilómetros
hasta la llegada en la meseta de Campo Imperatore suben al 8%, con una rampa
del 13% a 1.5 kilómetros de la meta.
Esta última zona se presenta propicia para el ataque de los líderes de
la clasificación general.
Detalles
adicionales de la etapa se pueden encontrar en el siguiente vínculo
Si los
ataques se cristalizan, nombres usuales como Robert Gesink, Davide Formolo,
Diego Ulissi y el mismo Tim Wellens se perfilan como los favoritos. Son
corredores combativos que se muestran activos a la hora de buscar la fuga.
En
caso de que el lote llegue compacto a las faldas del Montevergine, Miguel Angel
López, Doménico Pozzovivo, Thibaut Pinot, Simon Yates y Esteban Chaves son los
más probables opcionados. Especialmente
Yates y Chaves podrían tratar de ampliar distancia con Tom Dumoulin con miras a
la contrarreloj individual.
Con respecto
a Dumoulin, la subida a Montevergine se ajusta a sus características, una
subida larga de pendiente casi constante, y por lo tanto no se descarta entre
los favoritos.
Germán Andrés Ciro
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