Se viene la carrera más
esperada del año para los amantes de las clásicas de Primavera, la mítica
Paris-Roubaix: “El Infierno del Norte”. Sagan a defender su título obtenido el
año pasado en el Velódromo de Roubaix y en busca de impedirlo una larga lista
de masoquistas de la bicicleta encabezados por: Van Avermaet, Van Aert, Stybar,
Naesen, Vanmarcke, Lampaert, Gilbert, Benoot, Kristoff, Trentin y sigue la
lista…
Varios intentos de fuga en
la primera centena de kilómetros, pero a nadie se le permite tomar más de un
minuto de ventaja. De los favoritos, uno de los primeros perjudicados por los
pinchazos es Kristoff. Trouée (Bosque) d´Arenberg en el kilómetro 162,5, con
una longitud de 2300 metros, es el primer tramo de cinco estrellas en la
carrera; Van Avermaet en la punta del pelotón, Van Aert tiene dificultades y
sale de los adoquines a más de treinta segundos de cola de pelotón; por otra
parte, el ataque es de Vandenbergh, quien sale del adoquinado con unos 15
segundos a su favor. Van Aert logra llegar al lote tras la persecución, pero
pincha y luego cae, como si en la mañana se hubiera bañado con la peor de las
aguas; sin embargo, persigue en solitario por más de veinte kilómetros hasta
lograr llegar nuevamente al grupo de favoritos.
En el tramo 15 de empedrados
(Tilloy a Sars-et-Rosieres), Kreder toma una pequeña ventaja sobre el lote, pero
antes de entrar a la siguiente zona adoquinada tres corredores le llegan al puntero: Selig,
Politt y Gilbert; éstos pasan de largo y alcanzan 25 segundos de ventaja sobre
el paquete grande. El lote sufre un corte en el tramo 12 de cuatro estrellas
(Auchy-lez-Orchies a Bersée), Sagan se pone al frente del primer grupo y unos
cincuenta metros atrás Van Avermaet encabeza el siguiente.
Gilbert y Politt sueltan a
Selig y al final del tramo el Deceunick intenta irse solo, sin lograrlo. Van
Aert, Sagan, Vanmarcke y Lampaert decantan el lote persecutor y se tragan las
piedras para llegar a los dos punteros y de esta manera, conformar un poderoso
grupo de seis corredores que llevan el perfume que distingue a los clasicómanos
de primavera.
A 48 km de meta, llega el sector
11, el segundo de cinco estrellas en el día (Mons-en-Pévéle) con exactamente
3000 metros de duro castigo para los corredores, la media docena de punteros salen
del tramo con una ventaja de 34 segundos; atrás, Van Avermaet es el más
interesado en la persecución, pero cada vez más la ventaja se acerca al minuto.
Se vienen cuatro duros pasos
encadenados; a la salida del segundo de ellos en Borghelles a Wannehain de
1.100 metros, ataca Gilbert; sin embargo Sagan y Politt lo aguantan, mientras, Van
Aert ya sin fuerzas después de un día de constante lucha, se queda desconectado
como sexto en la competencia. A continuación se viene otro sector de cuatro
estrellas: Camphin-en-Pévéle, en este punto ya el lote persecutor parece
resignado y marcha a casi minuto y medio de los punteros. Lampaert y Vanmarcke
vuelven a la punta, para conformar ahora un grupo de cinco corredores.
Los punteros saben que lo
que se viene es el tramo que va a definir la carrera, el último empedrado de
cinco estrellas en Carrefour de l´Arbre, a 16 km de meta y con 2.100 metros de
extensión. Ataca Gilbert nuevamente y se va con Sagan a la espalda, Lampaert cede
terreno pensando que ya hizo todo el trabajo para dejar a su compañero en busca
del Adoquín que se entrega al triunfador de la competencia. Politt, el alemán
de Katusha, alcanza y contraataca, pero Gilbert le responde, mientras el
defensor del título Peto Sagan, siente cómo sus piernas se convierten en un par
de extremidades hechas de pesados adoquines que ya no le responden a su inmensa
voluntad; Vanmarcke entretanto, sufre problemas mecánicos; parece que ya las
cartas están todas sobre la mesa, la carrera queda para el mano a mano entre el
Deceuninck Gilbert máximo favorito y el Katusha Politt en el Velódromo de Roubaix.
Gilbert sonríe al entender
que su estrategia de quemar a Sagan a la salida del Infierno del Norte ha dado
resultado y que ya tiene agarrado el adoquín sagrado, pero Politt lleva una
gran temporada corriendo sobre las piedras y no se resigna a pensar en un
segundo puesto. El Velódromo está abierto de par en par, los dos corredores
ingresan como héroes, la campana de bronce deja sonar su tilín-tilin, el alemán intenta lo imposible;
pero Gilbert deja el último esfuerzo en la recta y lanza un puñetazo al aire en
muestra de fiera celebración. Este año quien ha salido triunfador del Infierno,
como el legendario Fausto, es el belga Philippe Gilbert, para él toda la gloria
como premio al sufrimiento. Para el tercer lugar arriba el compañero del
ganador: Lampaert, cuarto Vanmarcke y quinto un exhausto Sagan.
Cae el telón de las clásicas
de los empedrados europeos de primavera y se vendrán ahora las Ardennes, región
no sólo conocida por la Historia Universal del siglo veinte, sino también por
sus batallas ciclísticas. Y la Ciclopolémica seguirá informando.
Por
Carlos Lizcano “Pichuco”
Excelente pichuco
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