Otra
etapa típica en la Vuelta a España en un terreno quebrado que no presenta
grandes ascensos.
El
perfil de la octava etapa se muestra nuevamente apetecible para los escapistas;
sin embargo, el único ascenso de la jornada se presenta en el Alto de los
Españares a más de 110 kilómetros de la meta y las aspiraciones de los
velocistas podrían hacer claudicar el éxito de la fuga.
Los
Españares es un premio de montaña de tercera categoría con 10 kms de longitud y
pendientes que no superan el 3%, lo cual no representa mayor inconveniente para
los velocistas puros. Elia Viviani ya lo
demostró en la etapa tres ganándole el embalaje a Giacomo Nizzolo y Peter Sagan
en una jornada donde los pedalistas superaron un cambio de nivel cercano a los
2,500 metros de altura; nada comparable con los 500 m de desnivel que
afrontarán en el transcurso de la etapa 8.
Los
últimos 3 kms antes de la llegada a Almadén son en un falso llano con pendiente
cercana al 3%, sin ser demasiado empinado pero tampoco tan plano como para
necesariamente predecir un dominio absoluto de los velocistas.
La
suerte de la fuga dependerá de las pretensiones del Bora y el Quick Step por
disputarse la etapa con sus capos Elia Viviani y Peter Sagan, respectivamente. Si la fuga se cristaliza, los nombres de Alessandro
de Marchi y Bauke Mollema se erigen como los más opcionados. Ambos pedalistas
se han mostrado activos en esta Vuelta, sin poder alcanzar victoria hasta el momento.
En
una llegada al embalaje y con el perfil de los últimos kilómetros, Peter Sagan sobresale
como el favorito para la victoria de etapa y el elegido por la Ciclopolémica.
Germán Andrés Ciro
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