¡Oh, gloria
inmarcesible!…¡Oh, júbilo inmortal!...
En esta crónica poco
importan los kilómetros de la última etapa o su sitio de salida, o sus embalajes
intermedio y final. Hoy lo único que realmente importa es que después de 36 años
de venir persiguiendo un sueño, por fin lo hemos alcanzado. Hoy por fin, en el
último día del Tour de Francia en sus 116 años de historia, un colombiano sube
al más alto lugar del pódium.
Y cuando escribimos que es
un colombiano, lo que queremos expresar es que en realidad somos todos los
colombianos, y cuando se lean estas letras me corregirán que somos todos los
latinoamericanos; porque por esas cosas de la geografía, este sufrido país
queda justo en medio de Latinoamérica.
Qué cosa más curiosa,
Colombia quedó sembrada justo a mitad de camino entre La Patagonia Argentina y
el Río Grande Mexicano; y han sido las narraciones de una mexicana y de un
argentino las que nos han llevado al éxtasis al frente de los televisores en
estos 22 días de ensueño que culminan este domingo 28 de julio de 2019, día histórico.
Por eso, tenemos que
escribir que hoy Colombia está literalmente en el corazón de toda Latinoamérica
junta, que hoy todos los de esta inmensa región somos un puño elevado al cielo
para celebrar esta victoria eterna.
El pasado viernes cuando
vimos a Egan Bernal llorar, se nos vinieron a la mente tantos colombianos que
han tenido que llorar durante tantos años. Los colombianos somos personas
acostumbradas al llanto y no precisamente por los grandes éxitos, sino por inmensos
dolores. Hace dos días esas lágrimas de Egan fueron las de tantos compatriotas
que quieren un mejor país, de colombianos hartos de llorar por tanta tristeza y
deseosos de hacerlo por alegrías, como esta que celebramos hoy.
Hoy cuando gritábamos la
gloria de este muchachito vestido de amarillo, un delirio nos invadió a todos;
unas extrañas alucinaciones se apoderaron de nosotros, como si hiciéramos parte
de un libro escrito por García Márquez. Con el Arco del Triunfo de fondo y al
lado de Egan, vimos correr al portentoso Cochise Rodriguez; observamos también
a Alfonso Flórez y a Patrocinio Jiménez iniciando “La gran Aventura”, notamos
la cara bañada en sangre y triunfo de Lucho Herrera, así como el paso continuo
y firme de Fabio Parra hacia la meta; también la lucha de Martín Ramírez en
medio de la nieve por arrebatarle un pedacito de gloria al monstruo Bernard
Hinault; a Oliverio Rincón y Álvaro Mejía atravesando el puente de la transición
y a Santiago Botero alcanzando su ilusión tras del Arco Iris; observamos a
Víctor Hugo Peña y a Fernando Gaviria también vestidos de amarillo y nos
asombramos cuando Mauricio Soler se levantó de en medio de la muerte para
demostrar que es un hombre hecho del material del que están hechos los héroes
inmortales.
Pero también vimos a
millones de hombres y mujeres correteando tras el lote de ciclistas a
velocidades inverosímiles en busca de su propia ilusión. Son personas nacidas
en esta patria y que mañana se levantaran en medio de la resaca de la victoria,
sabiendo que irán a trabajar por el mismo sueldo de siempre, pero que para
ellos Egan, Nairo, Rigo y Sergio Luis representan la imagen de esas personas
que trabajan sin descanso y con disciplina en busca de hacer un mejor país para
todos. Hoy la cordillera de los Andes se levanta aún más majestuosa que
cualquier otro día, recorriendo el continente latinoamericano; hoy los cafetales
tienen más frutos que nunca y los pájaros nos traen en su canto la gloria del triunfo.
Hoy todos hemos llorado de
alegría y si usted al leer estas letras quiere seguir llorando, simplemente
tome aliento y siga haciéndolo, porque si lo hace, es de alegría de colombiano,
aun así no haya nacido en este país; porque ser colombiano es un acto de fe, como
lo escribió una tarde Borges en uno de sus más hermosos cuentos.
Llore colombiano, aun así no
lo sea; así sea Argentino, Mexicano, Ecuatoriano, Venezolano, Centroamericano,
o donde haya nacido; porque hoy, gracias a las pedaladas de Egan Bernal usted
es colombiano; porque hoy en medio de este cuento nacido del Realismo Mágico,
bandadas de mariposas amarillas vuelan sobre Los Campos Elíseos.
Especial para La
Ciclopolemica por:
Carlos “Pichuco” Lizcano.